domingo, 23 de marzo de 2008

El silencio dice.


Sabemos que el ser humano es un sujeto de palabras, y está sujeto a ellas. Evidentemente, hemos aprendido a comunicarnos por medio del habla y desarrollado diferentes lenguas . Se dice pues, que existen seres que se comunican sin utilizar palabras, otros que las usan sin entender y otros que entienden la palabra pero no la pueden ejercer. El ser humano puede entenderla y utilizarla a su modo y conveniencia, usarla como arma y como medio en apariencia eficaz para comunicar, entre otras cosas, lo que siente.

El silencio entonces se entiende como la ausencia de palabras, un aparente vacío en esa comunicación verbal, en ese flujo de sonidos. Sin embargo, sabemos que el silencio comunica y no puede ser visto siempre a manera de ausencia ni de vacío impenetrable, sino todo lo contrario, como incubador dentro de su misma vacuidad (valga la contradicción, si es que la hay), de algo en constante movimiento. Un útero de palabras.

Se dice también que es en el silencio donde entramos en comunicación directa con Dios, pues sólo podemos escuchar nuestra voz y en ella la suya. Es en ese escuchar nuestra propia voz interna donde el silencio ocupa un lugar en la comunicación. Es entrar en contacto con uno mismo.

La angustia que producen los silencios ha sido estudiada por el psicoanálisis, y los que nos hemos sometido al diván alguna vez conocemos sus efectos. El silencio es capaz de llenar ese vacío que las palabras no pueden ocupar, y también abre un lugar para la expresión de lo más oculto que se tiene.
Éste puede ser interpretado de distintas maneras, como enojo, resistencia, introspección, ignorancia, angustia....pero, ¿acaso no las palabras son también interpretadas? ¿acaso no hago yo una interpretación de lo que el otro me dice?A fin de cuentas, ambas instancias tienen algo en común al decir algo de nosotros. El silencio dice y habla por sí mismo, quizá nos habla sólo a nosotros, donde nada más yo es quien escucha.

¿Qué mundos internos ocultos se asoman ante la presencia del silencio? La sola presencia de una ausencia, en este caso de palabras, nos hace escuchar aquello que ellas no atraviesan. Por un momento vemos, a través de una rendija, ese material en bruto que aguarda en la impaciencia. Se nos presenta como una hoja en blanco, que al llenarla nos permite hacer uso de una mínima libertad, y reflejar en ella un poco de ese contenido en bruto.
Es útil analizar siempre aquello que se dice, como lo que no se dice, partiendo de la idea de que el silencio también nos dice algo, o abre las puertas a un discurso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Migueee una vez mas me orgasmeo al leer lo que escribes. Ahora sobre psicoanálisis... lacaniano mas te vale jaja
Felicidades!! está genial y estoy totalmente de acuerdo con lo que dices... que en el silencio se engendra comunicación, que éste tambien se interpreta y que puede expresar mucho mas que las palabras mismas.
Avísame cuando escribas otra cosa.
Besos. Te amo mil